Él lo hizo

Él lo hizo

martes

Quinto acercamiento: el sentido de tanto sufrimiento.

Entre tanta confusión, días malos y buenos, me bombardeaste Señor.
Tu mano me sacó del abismo en medio de una meditación.
Olores en mi vida diaria, a incienso y azahar  -   ¿estaré loca? Una constante que dura hasta el día de hoy, cuando tus gracias me inundan hasta desbordarme.
(Hoy me volvió a consolar la lectura del Diario de Sor Faustina, su “celdita” -  mi “estancia”, sus “rehúsos” -  mis “noes”; “no querer mirar sus almas en el fuego”- “las mías en el espacio”; que otro haya tenido estas experiencias me consuela y me ayuda a no rechazarlas).
“Visiones y voz”: “Equivocáis la batalla” (hace poco encontré en San Pablo estas palabras y tantas otras que escuché en mis meditaciones).
Amor, que me hace romper a llorar; instrucción, contemplación, estancia, espíritus inmundos, burlones, las fuerzas del mal…
¡Cómo para no pensar estar loca! Tú me hiciste con mente lógica, razonadora, científico – matemática…
Finalmente Psicólogo   -    Lo escoges para mí, me empujas y me haces decir todo ¡NO TENGAS MIEDO! ¡Vale! Pensé, ¡de perdidos, al río! ¡Qué bien descansaré en un psiquiátrico!
Una fuerza, que no era mía, como tantas veces, me hace contar todo al psicólogo, que, al contrario de escandalizarse, me dice que soy una privilegiada. Esto sí que no lo esperaba, siempre andas descolocándome, no me extraña que Santa Teresita se sintiera como una pelota…
Amor, amor, amor que me destruye y me lleva al abismo de la confusión, en medio de la tempestad siempre anclada en ti, no por mi voluntad y mis fuerzas, no por mis méritos, así me querías Tú.
Todo lo que sabes no vale nada, ¡rómpelo!, ¡olvídalo!
¡Qué mezcla tan extraña reconozco ahora! ¡Qué felicidad y qué tormento! ¡Qué momentos de paz en la desdicha y que momentos de desdicha en la paz mundana!
Empiezo a sentir el sufrimiento de los demás. No puedo pasar al lado de alguien sin sentir su dolor, tan pronto me inunda una gran pena, como el llanto, como el dolor profundo. Sólo sé que no es mío ese dolor pero no puedo evitar no hacerlo mío. Siento el dolor del que pasa  por mi lado, de lo que veo en las noticias, de compañeros, familiares…
¿Para qué tanto sufrimiento?
Me enfado contigo, Tú lo puedes quitar de en medio y lo permites ¿Por qué? Este sí mi último porqué.
En mi Pasión está vuestra salvación, en mi sufrimiento está vuestra salvación, en vuestro sufrimiento la salvación de tantos… ¿Quieres sufrir conmigo?
No más porqués, todavía muchos paraqués, esta situación,  qué quiere de mí;  esta otra, para qué. Hoy también borrado.
Como me diste el ser obediente, me encantaría que me dijeses claramente: haz esto, esto y esto, pero claro, no está en tus planes, me llevas a la profundización y discernimiento a la luz del Espíritu.
¡Abandona todo, a ti misma también!
Sufrimiento equivale a salvación de los otros.

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